FUI POR la mañana a recibir mi primera sesión de depilación láser en la cara, sistema del que no tenía ningún conocimiento pero presuponía, no sé por qué, que sería indoloro, y me encontré con que funciona mediante descargas y hace un daño de mil demonios, si bien la sesión de maltrato duró poco más de cinco minutos. Qué duro es el sueño de ser mujer, amigos míos, qué dura es incluso la parodia de ser mujer, como es mi caso. Hasta me planteé no volver más al centro de depilación, pero debo ser una mari valiente y además pagué por adelantado 384 euros por 20 sesiones. Cuando salí, me tocó firmar en una hoja que acreditaba que había recibido la primera sesión, así que firmé “Vanessa” con las letras muy redondas, alargadas y bonitas, como firmamos las maris.