Magnífico este artículo en español de la BBC (AQUÍ) sobre niños que se visten de princesas. La terapeuta María Ester Revelo dice sobre un caso:
Descubrimos que el niño tenía una inclinación por la estimulación sensorial que ese vestuario producía en él, tanto desde la perspectiva táctil por las texturas sedosas y suaves de los disfraces, como desde la perspectiva visual, pues le gustaban los colores brillantes y fuertes.
Claro. Nos visten desde muy pequeños de color cadáver y luego no hay quien se recupere de esa rémora. Sin inducción cultural, es imposible que un niño prefiera vestirse de James Bond antes que de Blancanieves, porque tanto el vestido como los movimientos de ella son espectaculares y en cambio el traje masculino es un muermazo y una avanzada de la muerte.