ME PARA una mujer por la calle en Carabanchel y, después de ponerme cara de decirme algo muy grave, acaba diciéndome:
—Mira, Vanessa, primero te pido perdón por saber tu nombre sin conocerte, pero es que en el barrio todos sabemos tu nombre porque eres una persona muy llamativa. Llevo meses tratando de decirte algo y si no te lo digo hoy reviento. Quiero que sepas que llevo tres años observándote y lo que haces me parece increíble. Las botas de tacón que te pones todos los días no es que sean preciosas, es que sabes cómo llevarlas: no hay ninguna mujer en Carabanchel que lleve las botas con la personalidad que tú las llevas. Ya sé que esto igual ni te va ni te viene, pero quería decírtelo y animarte a que sigas así, porque cada vez que te veo me alegras el día.